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viernes, 1 de octubre de 2010

La percepción de la verdad

Un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó llamar a un sabio para que interpretase su sueño. "¡Qué desgracia, Mi Señor! Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra
Majestad", dijo el sabio. "¡Qué insolencia! ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡Fuera de aquí! ¡Que le den cien latigazos!", gritó el Sultán enfurecido. Más tarde ordenó que le trajesen a otro sabio y le contó lo que había soñado. Este, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo: "¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobrevivirás a todos vuestros parientes". Se iluminó el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien monedas de oro. Cuando éste salía del Palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado: "¡No es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer sabio. No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro. El segundo sabio respondió: "Amigo mío, todo depende de la forma en que se dice. Uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse. De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra. La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura ciertamente será aceptada con agrado."


 ¿Te has sentido preso de una verdad que no puedes revelar? o ¿Has tenido que escuchar una verdad que te dolió mucho superar?

Cuéntanos tu momento, cómo le revelaste la verdad a esa persona o cómo te la revelaron, haz de este lugar, un lugar donde todo sea perfecto.

 

viernes, 13 de noviembre de 2009

LA OLA

Ahora en el silencio de la noche me vuelvo a encarar con mi pasado... no puedo evitar pensar y vuelvo a encender la lámpara de las emociones... emociones incontroladas, recuerdos que se entremezclan con lágrimas.




La impotencia de ver como se me escapa de mi vida todo aquello que amo, esos seres que nunca más volverán y un sin fin de cosas que de la misma manera que aparecen, se esfuman sin poder hacer nada por evitarlo ¿o quizás sí?...



Hoy, ahora, en este instante, en mi soledad... dejo que ese caparazón que uso día a día caiga a mis pies; me miro al espejo y veo en mis propios ojos esa tristeza que trato de esconder, necesito descargar mis emociones y dejar que mi tormento huracanado me envuelva... pero a veces noto como me dejo llevar... ¡me arrastra! Es cuando realmente me asusto de todo e intento poner fin... ¿o no?... a veces ya es tarde, y mi mente se vuelve tumultuosa... todo se vuelve contra mí, algo me grita una y otra vez...



"¿Que has hecho? Cuantos errores cometidos, mi insensatez, mi egoísmo... y que por mi culpa muchos seres queridos han sufrido y los he arrastrado conmigo a este túnel sin luz, a este laberinto que es la vida, a la tristeza"... ¡No es justo!



Es ahora en estos momentos cuando me planteo que cosas buenas puedo ofrecer a mis hijos, a mis amigos... porque es lo único que me queda... y no hallo respuesta alguna.



... Ya es tarde, es... como si una película pasara a gran velocidad por mi mente, "es mi propia vida" "todos mis errores"... todo es agridulce... y un dolor se apodera de mí, nada ni nadie puede hacer nada... es mi dolor. Sé que suena duro... más cuando soy yo la que siempre ha dicho hasta la saciedad que hay que compartir tanto lo bueno como lo malo... y me consta que debo aprender a recibir, a aceptar... pero me refugio en mi caparazón y me aparto... quizá a lamerme mis propias heridas...



Sigo divagando por el cosmos de los sentimientos, buscando sin buscar, y sin saber que quiero, pero eso sí, cada día que pasa sintiéndome más vacía y más harta de todo, es como si ya me conociese el paisaje de la vida, y de alguna manera necesitase otras cosas más frescas.



Quizás mañana esté de nuevo encima de la ola, quizás no me deje hundir y solo me deje mecer por ella...


Deja que la ola te lleve, no siempre es bueno nadar contra la corriente, los cambios son buenos. Las olas producen movimientos que te llevan de una orilla a la otra, no luches contra la corriente, sólo déjate llevar por ella...




-Tamy //tu-espacio-literario

lunes, 9 de noviembre de 2009

Marioneta - gabriel garcía marquez

Si por un instante Dios se olvidara

de que soy una marioneta de trapo
y me regalara un trozo de vida,

posiblemente no diría todo lo que pienso,

pero en definitiva pensaría todo lo que digo.

Daría valor a las cosas, no por lo que valen,

sino por lo que significan.


Dormiría poco, soñaría más,

entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos,

perdemos sesenta segundos de luz.

Andaría cuando los demás se detienen,

Despertaría cuando los demás duermen.

Escucharía cuando los demás hablan,

y cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate.


Si Dios me obsequiara un trozo de vida,

Vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol,

dejando descubierto, no solamente mi cuerpo sino mi alma.

Dios mío, si yo tuviera un corazón,

escribiría mi odio sobre hielo,

y esperaría a que saliera el sol.


Pintaría con un sueño de Van Gogh

sobre las estrellas un poema de Benedetti,

y una canción de Serrat sería la serenata

que les ofrecería a la luna.

Regaría con lágrimas las rosas,

para sentir el dolor de sus espinas,

y el encarnado beso de sus pétalo...


Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida...

No dejaría pasar un solo día

sin decirle a la gente que quiero, que la quiero.

Convencería a cada mujer u hombre de que son mis favoritos

y viviría enamorado del amor.


A los hombres les probaría cuán equivocados están,

al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen,

sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse.


A un niño le daría alas,

pero le dejaría que él solo aprendiese a volar.

A los viejos les enseñaría que la muerte

no llega con la vejez sino con el olvido.


Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres

He aprendido que todo el mundo quiere vivir

en la cima de la montaña,

Sin saber que la verdadera felicidad está

en la forma de subir la escarpada.



He aprendido que cuando un recién nacido

aprieta con su pequeño puño,

por vez primera, el dedo de su padre,

lo tiene atrapado por siempre.


He aprendido que un hombre

sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo,

cuando ha de ayudarle a levantarse.


Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes,

pero realmente de mucho no habrán de servir,

porque cuando me guarden dentro de esa maleta,

infelizmente me estaré muriendo.




¿Alguna vez dependieron tanto de otra persona que se sintieron como una marioneta?
 
Esta marioneta, si sólo le regalan un instante de vida la valoraría más de lo que nosotros lo hacemos, y eso que hemos estado vivos todos estos años.
 
Aprovechá para arrepentirte ahora de tus errores y no olvides que cada HOY es una nueva oportunidad para arreglar el AYER.

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